De nuestro corresponsal en USA
Desde la calle la gente puede ver el brillante vidrio que se extiende hacia el cielo y el gran letrero que anuncia al hospital AnMed, un Centro de Salud contra el Cáncer localizado en Anderson, Estados Unidos de América. Una vez adentro, vemos caminos que nos conducen a las oficinas de los médicos, las cuales no pueden ser vistas incluso desde la puerta de entrada.
Caminar por esas puertas puede ser intimidante, especialmente si el cáncer se ha expandido y el tratamiento es inseguro. En una esquina, cerca de algunas plantas, se encuentra un pequeño piano de cola negro. Está allí para hacer el ingreso al centro lo más tranquilizante posible.
Ningún músico conocido se sentará en este piano. Sólo pianistas voluntarios como Joshua Hawkins y Leigh Steadman interpretan allí, brindando una hora o más de su tiempo cada mes para tocar las canciones que conocen y algunas peticiones de aquellos que visitan el centro.
Usualmente, los pacientes oyen muchos himnos clásicos o canciones de jazz si se acercan cuando se encuentra tocando el Sr. Hawkins quien pretende generar en este hospital su propia versión del efecto Mozart. “Ha sido realmente como un ministerio para mí”, dijo el Sr. Hawkins. “Personas que se me acercan y me dicen que los he ayudado, es un verdadero ministerio pastoral para ellos y para mí. He sido capaz de animar sus espíritus a pesar de sus dificultades". “Incluso algunos de los pacientes cantan con mi acompañamiento” dijo.
Kay Burns, la directora de la comunidad AnMed, dijo que fue ella quien sugirió añadir un piano al atrio principal del centro, luego de haber oído que otros hospitales hacían lo mismo. El programa comenzó en Anderson en el mes de febrero. Por lo general tocan alrededor de 10 músicos todos los meses. Aproximadamente de 15 a 16 voluntarios se encuentran en la lista de aquellos que pueden ser llamados para tocar. Se han ofrecido personas de todo el país, la mayoría de los cuales han sido pianistas de iglesias. Hasta ahora el esfuerzo se ha convertido en un gran éxito. Hemos tenido, dijo uno de los entrevistados, algunos pacientes que nos han dicho que escuchar el piano fue la mejor parte de su estadía en el centro contra el cáncer.
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