Luego de una larga carrera de afinar pianos para Vladimir Horowitz, Gould y otros, Franz Mohr sabe qué hace bueno a un piano y a un pianista. Mohr realizó una entrevista hace un tiempo sobre su carrera como técnico principal de los pianos Steinway & Sons.
La traducción de la entrevista pertenece al Profesor Hugo Landolfi, discípulo de Mohr en Steinway y autor de los famosos cursos de afinación de pianos de la Escuela de Tecnología Pianística de Buenos Aires.
Mohr tiene la particularidad de simpatizar con quien quiera que se ponga en contacto con él. En sus 30 años de carrera como técnico de pianos para grandes músicos como Vladimir Horowiz, Arthur Rubenstein y Glenn Gould, Mohr se convirtió en mucho más que sólo un afinador altamente valorado: también fue amigo y confidente de los pianistas con los que trabajó. Esto fue parte del éxito que adquirió como principal técnico de pianos en Steinway & Sons—un trabajo que implica no sólo el ajuste de los pianos, sino también el lidiar con los impredecibles temperamentos de los famosos artistas mundiales quienes utilizan dichos pianos.
Franz Mohr, de 79 años de edad, nació en Düren, Alemania, lugar donde él y sus padres milagrosamente sobrevivieron a las severas bombas de los Aliados en el año 1944. Luego de entrenarse en Alemania para ser técnico de pianos, emigró a Nueva York en 1962 para aceptar un trabajo con la compañía Steinway & Sons. Tres años después se convirtió en técnico principal de pianos, un cargo que asumió luego del legendario afinador, Bill Hupfer.
Esto fue lo que Franz nos dijo en una de sus entrevistas: “Yo crecí con la música. Comencé en la Hochschule für Musik en Cologne, donde estudié violín. Luego desarrollé tremendos problemas físicos con mi muñeca izquierda, lo que me imposibilitó el desarrollo con dicho instrumento. Fue terrible. Tuve que tomarme un receso y visité a todo tipo de doctores, hasta que finalmente acepté la difícil decisión de que no me podría volver un intérprete, pero que debía hacer algo más con mi vida.
Tiempo después, vi un aviso en una revista alemana de música en la cual Rudolf Ibach Sohn—la compañía fabricante de pianos con más antigüedad en Alemania, fundada en 1774—estaba buscando aprendices. En ese entonces tenía yo 24 años, pero pensé: esto también tiene algo que ver con la música, ¿Por qué no intentarlo? Al poco tiempo me aceptaron y resultó que amé trabajar con mis manos y aprender acerca de todas las fases de construcción de un piano.
Mi último sueño en el mundo de la música—por lo menos como técnico de pianos—era Steinway. Rondando el año 1954, solicité un trabajo como afinador de piano de concierto para una compañía de dirección de conciertos en Duesseldorf, la cual también comerciaba pianos Steinway. ¡Y resultó que conseguí el trabajo! Por primera vez, comencé a trabajar en Steinway y realmente me enamoré de ellos, tanto como técnico al igual que como músico".
¿Qué tienen de especial los pianos Steinway?
No sólo el diseño del piano hace a un Steinway, sino que también influye enormemente la calidad de la madera—especialmente la utilizada para la tabla armónica. Gracias a esta calidad de madera puedes obtener un espectro de colores tonales impresionantemente extenso.
Todos los demás instrumentos, incluidos los Yamaha, son producidos en masa—no es que tengamos nada en contra de Yamaha, sino que ellos construyen aproximadamente 800 pianos en un día y deben utilizar cualquier tipo de madera que tengan al alcance. Su tabla armónica, por ejemplo, es mucho más gruesa, lo cual brinda un sonido más brillante, pero nada más. Es probable que estés tocando pianissimo y que el sonido aún sea demasiado fuerte.
Continúa en la segunda parte.
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