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Franz Liszt: maestro del piano y de la composición

 
 

Franz Liszt (nacido en 1811 y fallecido en el año 1886) era atractivo, cautivador, irresistible para las mujeres y un increíble empresario, y un aficionado a la historia musical. Durante 1840, presentó hazañas sobre humanas con el piano, abrumando al público europeo e impresionando a los músicos, sobre todo a los concertistas.

Chopin deseaba poder tocar sus propios estudios como lo hacía Liszt. Schumann escribió que Liszt “atrapaba a cada miembro de la audiencia con su arte y hacía con ellos lo que deseaba". Brahms dijo, “Quien no ha oído a Liszt no puede hablar de la ejecución del piano.”

Liszt nació en Hungría; su padre era un administrador para la familia Esteráis (la misma a la cual servía Haydn). A los once años, el pequeño estudió en Viena, donde conoció a Schubert y Beethoven; durante su adolescencia y los años veinte vivió en París, una ciudad donde florecía el romanticismo y era una meca para los virtuosos. Cuando tenía 19 años y ya era aclamado, Liszt se aterró por el gran violinista Paganini, quien conducía a la audiencia a un frenesí por lo cual se sospechaba que había pactado con el diablo. El joven Franz estaba determinado a convertirse en el Paganini del piano. El se apartó del escenario de los conciertos por unos pocos años, practicando de ocho a doce horas por día, y emergió como probablemente el mejor pianista de su tiempo. Para mostrar su incomparable maestría, Liszt compuso sus "Estudios trascendentales" e hizo versiones para piano de las piezas de violín de Paganini. “Mi piano” escribió, “es mi alma ya que mis diez dedos tienen el poder de reproducir las armonías que son creadas por cientos de compositores.” Una vez, luego de una presentación orquestal de un movimiento de la Sinfonía Fantástica de Berlioz, Liszt tocó su propio arreglo para piano y generó un efecto más poderoso que la orquesta entera. Viajó infatigablemente por toda Europa entre 1839 y 1847, tocando principalmente su propia música para piano y recibiendo adulaciones sin precedentes.

Franz Liszt

Pero Liszt también buscaba reconocimiento como compositor. A los 36, abandonó su carrera como viajante virtuoso para ser director en Weimar, donde compuso muchas piezas orquestales (desarrollando una nueva e influenciante forma de programar música) y dirigió trabajos de contemporáneos como Berlioz, Schumann y Wagner. Generoso, él enseñó a cientos de talentos pianistas gratuitamente y proveyendo soporte musical y financiero, crucial para el éxito de Wagner. Además escribió críticas musicales y libros sobre la música de Chopin y Gipsy. Sus esfuerzos literarios fueron ayudados por dos mujeres escritoras de la aristocracia: la Condesa Marie d’Agoult y luego, la Princesa rusa Carolyne Sayn-Wittgenstein. (Marie d’Agoult dejó a su marido para vivir con Liszt); ella y Franz tuvieron tres hijos, uno de los cuales, su hija Cosima, dejó a su propio marido para casarse con Richard Wagner). Liszt fue a Roma por estudios religiosos en 1861, y en 1865 se unió a las órdenes de santos menores, convirtiéndose en el Abad Liszt. Esta aparente incongruencia —un notorio Don Juan y un diabólico virtuoso como sacerdote— dejó atónitos a sus contemporáneos. En Roma, compuso oratorios y misas.

 

Durante sus últimos años, Franz viajó entre Roma, Weimar y Budapest, donde fue presidente de la nueva Academia de Música. Allí comenzó a escribir curiosas piezas de piano experimentales que prefiguraron algunos rasgos de la música del siglo XX. Si bien esos últimos trabajos fueron despreciados, el autor se ha convertido en una leyenda viviente. El Gran Duque de Weimar dijo: “Liszt fue lo que un príncipe debe ser”.

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