Muzio Clementi: un genio a la sombra de otro genio

Muzio Clementi nació en Roma, Italia, en el año 1752. Su padre era orfebre y se dio cuenta del talento de su hijo cuando éste era muy pequeño. A los siete años, el pequeño Muzio fue enviado a un instructor de música.

El era tan buen alumno que dos años después ganó una posición como organista. Un rico hombre inglés, apellidado Beckford, quedó impresionado con el don de Clementi y decidió llevarlo junto a su familia en Inglaterra, donde recibió una excelente educación musical.

En 1770, Clementi hizo su primera presentación en el piano. En el año 1781 comenzó un tour por Europa, en el cual viajó a Francia, Alemania y Austria. En Vindabona, el Emperador Josef II preguntó a Muzio si quería inscribirse en un certamen musical con Wolfgang Amadeus Mozart. Clementi exhibió una composición propia, una sonata para piano con acordes en Si bemol Mayor, mientras que Mozart presentó unas deslumbrantes series de variaciones. Tal era la habilidad de ambos virtuosos compositores que el Emperador se vio forzado a declarar un duelo. Sin embargo, el tema principal de la sonata en Si bemol Mayor capturó la imaginación de Mozart, y diez años después la utilizó en la obertura de su ópera Die Zauberflöte. Este hecho amargó tanto a Clementi que cada vez que su sonata era exhibida, el compositor aseguraba que incluía nota inicial que había sido escrita diez años antes de que Mozart pusiera por escrito las primeras notas de Die Zauberflöte.

Comenzando en 1782, y durante los próximos veinte años, el compositor se quedó en Inglaterra tocando el piano, dirigiendo y enseñando. Tuvo dos alumnos en particular que lograron la fama por ellos mismos: J.B. Cramer y John Field. Clementi también comenzó a fabricar pianos, pero en 1807 su fábrica de construcción de pianos se incendió. En 1810 Clementi dejó de dar conciertos para dedicar todo su tiempo a la composición y a la fabricación de pianos. Pasó sus días finales, sin ningún tipo de disturbios en Evesham, donde falleció el 10 de Marzo de 1832.

Fue enterrado en la Abadía Westminster. Durante toda su vida, Clementi estuvo casado tres veces. Hasta el momento de su muerte, Clementi había acumulado una abundante fortuna, debido al hecho de que era sumamente cuidadoso con el dinero. Guardaba cada penique y mucha gente lo veía como un tacaño. Por ejemplo, un turista de Moscú (Rusia) recuerda haber visto a Clementi y su alumno, Field, lavando la ropa en su habitación. El explicó la situación, informándole al turista que los precios de las lavanderías en Moscú eran horrendos, y que las lavanderas lavaban tanto la ropa como la arruinaban.

Clementi compuso alrededor de ciento diez sonatas para piano, muchas de las cuales aún son tocadas y muchas son selecciones favoritas para los libros de lecciones de piano avanzadas. Sus sonatas son raramente exhibidas en conciertos en vivo, debido, en la mayoría de los casos, al hecho de que los modernos profesionales no las encuentran estimulantes. Sin embargo, las sonatas de Clementi son a menudo, mucho más difíciles de tocar que las de Mozart, de hecho, Mozart escribió una carta a su hermana indicándole que él prefería que ella no tocase sonatas de Clementi pues el amplio espacio entre las notas, las corridas saltadas y los acordes de dichas sonatas, creía que no sería saludable para ella intentar tocarlas.

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