Segunda parte de la entrevista a Franz Mohr
Cuando su predecesor Bill Hupfer se retiró en 1965, usted tomó su lugar como principal técnico de pianos. En ese entonces, usted comenzó a trabajar junto a Vladimir Horowitz, con quien viajó y a quien le afinó los pianos hasta que murió subitamente en el año 1989. ¿Cómo fue Horowitz como persona? Por supuesto, el fue muy difícil y tenía una personalidad muy compleja. Uno nunca sabía cuando iba a explotar y gritar, o lo que fuera. Tomó bastante tiempo hasta que nos volvimos realmente buenos amigos. Muchas veces, antes de un concierto decía, “¡Franz, aquí tu eres la persona más importante! Horowitz fue un experto artista Steinway en Rusia cuando tenía 19 años. Cuando huyó de Rusia “con cien piedras en sus zapatos”, como el siempre decía, llegó a Berlín. E inmediatamente todas las compañías de pianos alemanas—Bösendorfer, Bechstein, Blütner—querían que él probara sus pianos para transformarse en sus principales proveedoras. Él probó todos ellos, pero no había ninguna duda que su mente estaba en Steinway. Luego de su muerte, yo aún viajaba con su piano. Pronto, llevaremos el piano de Horowitz a Japón y yo iré con el. ¿Hubo alguien más que tocó en el piano de Horowitz? En su tiempo de vida, sólo una persona. Ese afortunado fue Murria Perahia. El estaba atónito, por supuesto, de que Horowitz le dejara usar su piano. Pero luego de la primera pieza se acercó a mi y me dijo: “Franz, lo lamento, pero no puedo tolerarlo.” Cada Steinway es diferente—se siente y suena diferente. Y cada artista tiene diferentes necesidades. Horowitz falleció y queremos enviar su piano a una gira. Pero yo estaba tan aterrado: ¿Quién sería capaz de movilizar ese piano? He tenido que cambiarle algunas cosas, pero la gente simplemente lo ama. ¿Qué se sintió viajar junto a Horowitz? ¡Oh, fue maravilloso! Horowitz sólo tocaba los domingos y los ensayos eran siempre los sábados, y el resto de la semana yo podía hacer turismo. Él decía, “Franz trae a tu esposa y a tus hijos, yo pago”. Yo sabía exactamente lo que él quería en su piano y fue una hermosa relación—yo era parte de la familia. Ir a la tercera parte de la entrevista.
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